CULTURA E IDENTIDAD
(A propósito de agosto mes de las artes y la cultura)
Carro alegórico Piñas (2017) |
Cruz en el Cerro (San Roque 2014) |
Sin embargo, hay ciertas características de este proceso de fomento cultural, que deberían ser analizadas con una mirada mas aguda, puesto que la cultura es ante todo la imagen de un pueblo, este artículo, no busca culpables, tampoco polemizar, no pretende ser un reclamo, tampoco un análisis exhaustivo y menos aún inequívoco, llama a la autorreflexión, argumentada, rigurosa y sostenida, a través de un debate respetuoso y afable, para corregir errores observados con frecuencia y que se han ido intensificando en el transcurso de los últimos años, en los diversos actores y motivadores culturales, ya desde los gobiernos locales, organizaciones comunitarias y aun de las instituciones educativas.
Señora declamando en una fiesta popular Tarapal de San Roque (2014) |
En los siguientes párrafos se presenta un breve análisis de
la promoción cultural que se realiza en esta micro región a la que nos
pertenecemos, en cuanto se aprecia una subestimación de la cultura local autentica
de nuestros pueblos, al tomar identidades culturales prestadas a otros
colectivos humanos.
La cultura es la expresión de la praxis cotidiana, realizada
en el marco de un conjunto de valores, principios, e ideas que a su vez
responden a una cosmovisión contextual, históricamente desarrollada, en
correspondencia directa al entorno natural en que subsiste determinado grupo humano, se va
construyendo y configurando de acuerdo a la capacidad de dicho colectivo
humano, para conseguir sus objetivos de supervivencia, desarrollo económico, social y humano, tanto
en el nivel individual como colectivo.
La cultura es una característica esencialmente social, “no
se lleva en la sangre [sino que] se aprende en la vida social” (Grimson, 2008).
Citado en (Barrera, 2013) se manifiesta en la interacción
dialéctica, entre el individuo y el grupo, es la característica, de unidad, de
pertenencia, de construcción colectiva, “todos los miembros de un grupo
determinado tienen los mismos patrones de cultura para poder vivir juntos” (Herrero,
2014)
desde este enfoque la cultura es intrínsicamente una forma primigenia de
identidad, consecuentemente, por antonomasia, hablar de cultura es hablar de
identidad.
Grupo musical actuando en fiesta popular Tarapal (2012) |
La expresión cultural de un grupo humano determinado lleva
implícita su identidad, en sus
prácticas económicas, sociales, religiosas, gastronomía, su forma de vestir, lenguaje
forma de hablar, en su forma de enfrentarse a las dificultades cotidianas, su arte,
sus preferencias en cuanto a diversión, a estilos de trabajo etc. Ello es indiscutible, entonces ¿cómo entender que lo que se
presenta como manifestación cultural de nuestros pueblos, sean rasgos
culturales que identifican a otros grupos humanos?, ¿estamos pidiendo prestada
identidad cultural a otros grupos humanos?, ¿Acaso no tenemos cultura o
identidad?, pero esto último es imposible según la lógica de la reflexión
precedente, entonces como se explica.
Gastronomía Local Feria popular Pias (2016) |
La respuesta a esta interrogante es bastante compleja, en
forma poco documentada, puede esbozarse tres hipótesis, la primera se refiere a
una pobre valorización de la expresión cultural de nuestros pueblos de parte de
los círculos dirigentes, con lo cual se desdeña la necesidad de describir
culturalmente nuestra propia identidad, considerando en forma aventurada, que la
identidades locales sucumbieron ante la presencia de la globalización, y que
hoy la cultura y consecuentemente la identidad es universal, nada más falso;
los pueblos que desconocen u ocultan su identidad por omisión o por intensión,
son simples parias en un universo dinámico e infinito; en este punto cabe recordar la frase de
Mahatma Gandhi, sobre la cultura universal: “Quiero que la cultura de todos los
países sople sobre mi casa, tan libremente como sea posible. Pero no acepto ser
derribado por ninguna ráfaga” tomado de (Pérez, 2000) ,
efectivamente es nuestro derecho nutrirnos de la cultura universal y ajustar nuestras
estrategias de desarrollo a patrones culturales universales, pero sin perder
aquellas características que nos distinguen de la masa global, si bien nuestra
cultura, inexorablemente se constituirá en lo que García Canclini (1990)
denomina culturas hibridas, debido al
dinamismo propio del avance cultural, también es cierto que en ellas se revela
una parte de nuestra identidad, al menos en el contexto local.
Desde esta percepción, la cultura es la imagen visible de un
pueblo, la argamasa de su unidad y la más nítida expresión de su ser colectivo,
de ahí que subvalorarla o desestimarla, es un daño irreparable al pueblo que
sufre tal despropósito.
La segunda hipótesis, es el desconocimiento académico de nuestra
identidad, quizá por que son escasos los estudios especializados al respecto, o
porque somos producto de amplias y diversas corrientes migratorias venidas de
distintas geografías, con diversidades culturales, sin embargo, aun siendo
pocos existen, trabajos especializados que ayudan a configurar sistemáticamente
la identidad cultural de nuestros pueblos[1] y
además como pueblos organizados, se ha transcurrido ya cerca de un siglo,
tiempo en el cual se han generado expresiones culturales propias, producto de
la unidad en la diversidad, por tanto, tampoco puede admitirse esta hipótesis
so pena de un lamentable descuido investigativo, en cuyo caso los gobiernos
locales deberían contar con asesores probos que permitan una visión adecuada de
esta realidad.
La tercera hipótesis, y quizá la mas perversa, es que se
actúa con ligereza, frente a la representación y fomento de la cultura,
desconociendo u omitiendo el amplio espacio que ocupa la manifestación cultural,
reduciéndola a expresiones recurrentes y focalizadas, en el arte, en sus
distintos productos, pero descuidando los detalles, como el imaginario social, el
vestido, las actitudes, el mensaje, y la cosmovisión en que se enmarcan, estas
manifestaciones, se aprecia eventos planificados al apuro, con un imperativo
espectacular, que se sobrepone a lo cultural, (es más importante mostrarme
dinámico y activo, vendiendo un espectáculo cultural atractivo, que el mensaje
social que trasmito a través del evento cultural); pues solo así se explicaría porque las danzas
se realizan con cualquier genero de música, sin importar su mensaje, ni la
cultura que dichos ritmos representan, porque el vestuario de los danzantes es
arbitrario, y no responde a una característica cultural propia, porque la
propia danza, que es en si una manifestación cultural, es característica
cultural de pueblos de otras latitudes de nuestra geografía, en la mayoría de
los programas culturales locales se observa una amalgama de expresiones
culturales, de la sierra sur, sierra norte, de los pueblos montuvios, de
pueblos autóctonos, como Saraguro, etc. Mas no como producto de un mestizaje
cultural, lo cual sería loable, sino como inclusión arbitraria de símbolos
culturales, sobre lo cual no se realiza la menor reflexión. Tal vez, en muy raras excepciones se promocione
manifestaciones culturales propias, auténticas, con símbolos identitarios representativos.
En atención a lo expuesto, es necesario que se proponga una
autocritica profunda sobre la promoción y representación cultural, de nuestros
pueblos, especialmente de los eventos que se programan y ejecutan en agosto mes
de las artes, con el objetivo de diseñar una programación cultural, que parta
de la autenticidad de nuestro proceso histórico, social y cultural, que relieve
la identidad, tradiciones, valores y carácter propio de la zona; no se puede
continuar invirtiendo en promoción cultural, con rasgos culturales tomados arbitrariamente
de otros pueblos; los eventos culturales han de responder a un plan general, que
considere las raíces históricas y los procesos dinámicos que han generado
expresiones culturales autenticas de estos espacios territoriales, ya desde una
ubicación rural, o urbana, e incluso hibrida en el concepto de Canclini, pero
que nos identifique como pueblos específicos con características e historia propia
frente al mundo.
Y más aún en todas estas expresiones culturales ha de
orientarse una cultura de paz, de inclusión, y horizontalidad, que recupere los
aspectos positivos de la cultura ancestral, como la honestidad, el respeto por
si mismo y la palabra empeñada, la solidaridad con los vecinos y una ética sin
doble rasero.
Es necesario que los departamentos de cultura de las
instituciones organizadoras, elaboren una planificación rigurosa, fundamentada
en principios filosóficos, antropológicos, sociológicos y culturales, que
partan del análisis concreto de nuestra realidad, y del contexto histórico
social de nuestros pueblos, para identificar manifestaciones identitarias
particulares que deban ser promocionadas y expuestas, como un aporte cultural y
educativo para las nuevas generaciones y presentación de nuestra imagen
auténtica al mundo.
Fredy Torres A.
Agosto 13 del 2019.
Piñas - El Oro.
Bibliografía
Barrera, R. (2013). El concepto de la Cultura:
definiciones, debates y usos sociales. Revista de Claseshistoria, 1 -
24. doi:ISSN 1989-4988
Canclini, N. (1990). Culturas
Híbridas (1ª ed.). México: Grijalbo. Recuperado el 12 de 8 de 20019
Herrero, J. (2014).
Cultura. Antropología, 28 - 32.
Pérez, R. (2000).
Cultura y Libertad. Discurso al asumir presidencia Casa de La Cultura
Benjamín Carrión. (pág. 14). Quito: CCE.
[1] El antropólogo Rodrigo Murillo, (Provincia de El Oro,
Lugares y Tiempos) (2007) (Zaruma, historia Minera. Identidad en Portovelo)
(2000); También Marcelo Naranjo Villavicencio, del centro Interamericano de
Artesanías y Artes Populares, en la cultura Popular en el Ecuador. Tomo XVI –
El Oro.