jueves, 26 de agosto de 2021

Semblanza de Ángel Benigno Torres Gallardo 1926 – 1996

 

Semblanza de Ángel Benigno Torres Gallardo

1926 – 1996

 

Retrato de Ángel Torres Gallardo
Partida de Nacimiento Ángel Torres Gallardo


Haciéndome eco de la máxima popular que expresa que las personas siguen vivas mientras su recuerdo permanece en la memoria de sus semejantes, quiero en este día especial rememorar y compartir con familiares y amigos la imagen que tengo de mi padre Ángel Benigno Torres Gallardo, con ocasión de lo que sería su cumpleaños numero 95. En este propósito retomo y amplío un retrato que hiciera de él, en una fecha similar hace ya dos años. Espero me dispensen su generosa lectura, y quienes lo conocieron y tienen buenos recuerdos o anécdotas positivas de él nos lo hagan a conocer, para honrar su memoria.

Familia Torres Acaro. 1987

 

Un 26 de agosto de 1926, aquí en esta tierra hermosa de Tarapal, en el hogar de Javier Torres y Cleofé Gallardo empezaste tu aventura de vivir, de cuna campesina, piel curtida por el calcinante sol del trópico, junto al frío de los amaneceres, que siempre te sorprendieron entre sembríos, o endilgando el agua para el maní que brotaba de tu fértil tierra, tornaron tu rostro cobrizo, y endulzaron tu vida con el azúcar de los cañaverales, en cuyos surcos viviste largas y agotadoras jornadas.


Ángel Torres 1987

 Hombre de mil oficios, profesional de la vida, héroe de la supervivencia; como la mayoría de los campesinos, recio, fuerte y alegre, disfrutando de la vida, en cada flor, en cada planta, en cada chacra, en cada sonrisa y aún en cada lágrima; agricultor de profesión, hijo de patria campechana, médico de barrio, shamán a lo mestizo, albañil, maestro de obra, constructor de casas, carpintero, ladrillero, tasador, artesano labrador del mango, el colorado y el paltón; de cuyos troncos extraías batanes, bateas cucharas y más;  instructor, comerciante, consejero de juventudes, etc.

 La vida te quedó corta, nunca supiste quedarte quieto, hasta que tu luz fue cediendo a las tinieblas del eterno anochecer, hasta unir tu ser a esta tierra que te vio nacer, a la cual tu vida entera dedicaste, construyendo caminos, acequias para agua, agitando su vientre, su cadera y sus pechos, para que de ella brotara el dulce néctar de sus cañaverales, maizales, y frutales, desde el manso lecho de la quebrada, que con sus aguas cristalinas fecundaba el prolífico valle hasta el yaragual del cerro, que en invierno se cubría de verdes cementeras, ahí están tus huellas, ahí tus recuerdos, tu sangre y tu sudor, padre mío, por eso amo esta tierra, porque es tuya y es mía, porque es nuestra, nuestra heredad, fortaleza y presencia; aunque hoy este querido pedazo de tierra que se llama Tarapal, no es ya ni la sombra de lo que fue cuando, era tu mayor querencia.

No cursaste aulas de colegio ni de universidades, en aquellos tiempos eso era un lujo al que solo accedían unos pocos privilegiados, sin embargo, te las ingeniaste para ser autodidacta en un amplio espacio del conocimiento, desarrollaste un pensamiento critico y sobre todo la cultura de la sospecha, siempre buscabas más allá de lo aparente, aprendiste que la verdad no siempre está a flor de piel y debe buscarse entre líneas. Esa actitud te hizo rebelde, desconfiado y a la vez abierto a nuevas formas de la verdad, vale decir a otra verdad que no explicaban en las radios, en los libros ni los sabios señores que se creían dueños de la verdad. Construiste una visión especial de la vida, era tu forma de ver las cosas, en mucho distinta a tu entorno y eso te hizo especial a la hora de valorar prioridades.

 

Esa forma especial de interpretar la realidad, esa rebeldía construida en el contraste de la verdad explicita y la verdad oculta corre por las venas de tu descendencia manifestándose según las circunstancias y voluntad de cada uno de nosotros.  Tu pensamiento y accionar han sido las semillas de una familia que crece y florece, como tus matas de café, de naranjas o los majestuosos guabos del lindero, o la orilla de la carretera. A pesar del vacío de tu ausencia nos reconforta la lucidez de tu áurea inteligencia y la bondad de tu gran corazón sigue iluminando la senda de tu gran familia.

Por ello hoy revivimos tu recuero para expresarte el gran cariño y respeto que guardamos para ti.

 

Fredy Torres a.

Agosto 26 del 2021.