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105 años de la escuela Francisco Pizarro _ Dr. Guillermo Guzmán Ayora
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viernes, 28 de junio de 2013

Ley de Comunicación en Ecuador



Ley de Comunicación en Ecuador



Ahora comienza la parte más difícil. Ahora con la Ley en la mano, con el mandato ciudadano refrendado y multiplicado… el desafío es dar un salto cualitativo que garantice, también, la soberanía del los contenidos y el ascenso irrefrenable de la conciencia revolucionaria. Una victoria más de la Libertad de Expresión de los pueblos. Ya basta de basura mediática, los pueblos no merecen semejante humillación. 

No fue fácil el debate, prolongado por años, para acceder a un documento de Ley capaz de encarnar en sí las luchas de muchas luchas; el vocabulario de la Revolución en marcha; los avances de las Ciencias de la Comunicación y los avances de las Ciencias Jurídicas que, entre otras también, debutan en terrenos y categorías nuevas. No fue fácil pero valió la pena cada minuto y cada hora del debate con que se amasa un capítulo magnífico de la Historia ecuatoriana escrita con la dignidad de su pueblo en pie. 

En el corazón de la Ley habita un aliento de celebración humanista que condensa la lucha por democratizar los “medios de comunicación”; la lucha por la diversidad y por la inclusión; la lucha contra los negocios mercenarios que enajenan, impúdica e impunemente, a los pueblos. Hay una celebración de lo humano por encima de los llamados “mercados de la información y de la comunicación”. Celebración de la razón y la pasión por la justicia comunicacional. Celebración de la verdadera Libertad de Expresión en manos de la clase trabajadora, de los estudiantes, de los campesinos y de los pueblos originarios.

No habrá resultados “milagrosos”. Cada una de las tesis y de las tareas que la Ley sistematiza para garantizar un “cambio de época” en comunicación, exigirá de todos el acto supremo de la praxis basada en el estudio riguroso y en el talento activo que permite abrir la mente y la mirada a un paisaje plagado con promesas y territorios nuevos. 

Se trata de una Ley rica en categorías y en acciones que son extremadamente novedosas para “propios y extraños”. No se puede interpretar una nueva Ley con los viejos valores y taras de la lógica monopólica, de la intolerancia oligarca y de la dictadura mediática burguesa. Eso lo muestra, muy bien, la Ley de Comunicación ecuatoriana. Ahora hay que darle el vigor de la práctica al ejercicio de los derechos y las responsabilidades sociales en materia de comunicación. 

Hay terrenos vírgenes listos para las semillas nuevas de la comunicación social liberada de la esclavitud mercantil. La Ley, hoy, lo garantiza. Serán necesaria mucha creatividad, mucho buen humor y todo el talento existente (más el que esta naciendo) para que, en la práctica, el espectro comunicacional ariete contundente que libere los caudales expresivos de una sociedad renaciendo gracias a su Revolución Ciudadana. Cambiará radicalmente el tejido completo de las relaciones sociales con la ayuda de la Ley y su práctica en manos del pueblo. 

La Ley no es “perfecta”. Hay conceptos aun insuficientemente desarrollados y hay zonas cuyo tránsito es aún difuso… la buena nueva es que la Ley cuenta con herramientas para perfeccionarse y ponerse a tiempo con la velocidad y complejidad de los avances que, en la comunicación contemporánea, ocurren siempre vertiginosamente. Un caso fascinante es el conjunto de problemas nuevos implícitos en el concepto de “Linchamiento Mediático” y sus casuísticas –dolorosas todas- y sus polémicas. Lo mismo pasa el concepto complejo de “calidad” que tiene raíces tecnológicas, estéticas y éticas en simultáneo. 

Para la derecha vernácula, y sus aliados multinacionales, la Ley de Comunicación ecuatoriana es un galimatías insoportable que puso en evidencia todas las incapacidades intelectuales de la burguesía. Han sido paupérrimas las opiniones mientras han sido descontrolados los insultos. Como acostumbra la clase dominante cuando siente que, la plebe, le quita algo que es “suyo”. Nada nuevo, el arsenal crítico de la oligarquía plañidera no más que palabrería estereotipada mojada en odio de clase. Lo peligroso es el golpismo fascista incubado en las tinieblas de su desesperación. Alertas.

Mientras tanto, la Ley ha sido promulgada, hubo celebraciones en las plazas públicas y hay fiesta de ideas emocionadas con el futuro inmediato que para la inmensa mayoría de los ecuatorianos se ofrece pleno de oportunidades que crearan las condiciones objetivas necesarias lapa el “cambio de época” comunicacional que se requiere: “extremadamente bien y extremadamente rápido”.

LIBERTAD, DERECHOS HUMANOS, PRIVACIDAD Y AUTODETERMINACIÓN



LIBERTAD, DERECHOS HUMANOS, PRIVACIDAD  Y AUTODETERMINACIÓN


 

Son categorías conceptuales que el capitalismo  exhibe como principios fundamentales  de su estructura ideológica, jurídica y social, supuesto axiológico que surge históricamente  con el arsenal ideológico que fundamenta el predominio del capitalismo sobre el feudalismo, que  se simboliza con la Revolución Francesa de fines del siglo XVIII.

Sin embargo son precisamente, estos  conceptos, los más manipulados por la élite capitalista, ya que como decía Marx, en una sociedad de clases antagónicas, el lenguaje y consecuentemente los conceptos también, son antagónicos, con significantes bipolares, ya que, lo que la élite llama libertad, para las masas significa opresión, lo que en lenguaje de las potencias se denomina autonomía, para el resto de países significa dependencia, lo que significa privacidad y respeto para la forma de actuar y pensar de las élites, implica vigilancia sobre lo que hacen y piensan los demás.

Cualquier razonamiento que no esté en la línea del poder será peligroso para ellos y por lo tanto digno de ser calificado como delito, con epítetos aún más expresivos como traidor, criminal, delincuente. Si no preguntémosle a quienes se han atrevido históricamente a desafiar al imperio o simplemente al poder ya sea a escala local, internacional o global.

Recientemente Edward Snowden, Julian Asange, Martin Luter King, Mandela, Gandhi, Spartaco; entre los nuestros Chávez, Eloy Alfaro, Ernesto Cardenal, Emiliano Zapata, Comandante Marcos, Monseñor Leónidas Proaño, Alberto Luna Tobar, entre otros.

 


De esta maniquea conceptualización, se desprende que con tanta naturalidad las definiciones de estos términos respondan estrictamente a los intereses de la cúpula que los maneja y no a la objetividad universal, ya que los intereses, necesidades y perspectivas no son universales.

Por ello cuando se lee o escucha argumentos sobre esta temática vale considerar quien los sostiene, en qué contexto y cuan es su historia. Y créanme los imperios  y más aún los EE. UU de América del Norte,  no tienen ninguna autoridad moral para hablar de libertad, derechos humanos, autodeterminación, o respeto al libre pensamiento.

Cómo pequeña muestra de la afirmado agrego el siguiente fragmento de un artículo de Tomado de la Pupila Insomne, del 24 de junio del 2013, escrito por Juan Alfonso Fernández González



INTERNET, ESPIONAJE Y EXTRATERRITORIALIDAD
Juan Alfonso Fernández González
Tomado de la Pupila Insomne, del 24 de junio del 2013

Las recientes revelaciones sobre el programa PRISM [1] de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos, y la operación Tempora [2] de la Dirección de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ) del Reino Unido para realizar espionaje a las comunicaciones internacionales con la colaboración de las empresas que brindan los servicios más populares de internet han sido recibidas con preocupación por millones de personas en todo el mundo que utilizan estos servicios.
Sin embargo, para muchos esta noticia no es más que una confirmación de algo ya ampliamente conocido, por lo que su importancia no radica en su novedad sino en que ha traído a la luz pública el debate sobre el endeble marco legal en el que se basa la operación y los servicios de internet.
Pero antes de adentrarnos en las posibles consecuencias de estas revelaciones comencemos repasando lo que ya es sabido:
El gobierno de los Estados Unidos espía las comunicaciones mundiales.
En 1960 fueron develadas por primera vez las actividades de espionaje a las comunicaciones mundiales que realizaba la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), creada 8 años antes mediante una orden ejecutiva secreta del Presidente de los Estados Unidos.
Posteriormente, en 1977, surgió la red global de espionaje ECHELON operada por la NSA de conjunto con entidades de otros 4 países angloparlantes: Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda.
Este sistema cuenta con estaciones de intercepción electrónica y una flota de satélites para capturar, a escala mundial, todas las señales de comunicaciones que se transmitan por cualquier vía: por radio, satélite, microondas, red de telefonía celular, líneas telefónicas y fibras ópticas.
En el año 2001 el Parlamento Europeo “descubrió” la existencia de este sistema y expresó preocupación por su alcance, no sólo con relación a la intromisión en la vida privada de las personas, sino también por su uso con fines de espionaje industrial para brindarle una ventaja competitiva a las empresas de Estados Unidos con respecto a sus rivales europeas.
En el año 2003 se reveló una operación de espionaje a miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que se encontraban en esos momentos debatiendo la legitimidad de la invasión a Irak. Esta operación, conducida por la NSA de los Estados Unidos contó con la participación de la GCHQ del Reino Unido.
Y desde hace 5 años la GCHQ ha venido desarrollando su propio programa, que en la actualidad intercepta más de 200 cables de fibra óptica que tocan tierra en las islas británicas, de donde extrae y procesa cada día 600 millones de llamadas telefónicas, todo esto realizado bajo acuerdos secretos con empresas comerciales a las que denominan “socios de intercepción”.
Las grandes empresas de telecomunicaciones e internet espían a sus usuarios.
Estas empresas almacenan los llamados “metadatos” de todo aquel que utilice sus servicios.
Se denomina metadato a aquella información sobre el “dato” y no al “dato” en sí. Por ejemplo, el contenido de una llamada telefónica o de un correo electrónico es el dato, mientras que los números telefónicos o direcciones electrónicas de su origen y destino, su localización física, la cantidad de segundos de la llamada o de palabras del e-mail, etc. son los “metadatos”.
Los metadatos permiten conformar los patrones del comportamiento de los usuarios de estas empresas, por lo que se tornan en un conocimiento valioso que es vendido a terceros que lo utilizan para colocar publicidad comercial, realizar análisis de mercados y otros usos.
De hecho los metadatos son el activo más importante de muchas grandes empresas de internet, como Google, Yahoo y Facebook, entre otras, que obtienen de la venta de éstos la mayor parte de sus ingresos.
En ese sentido se ha señalado que la base de datos que posee Facebook con los perfiles de sus usuarios tenía hace un año un valor de mercado de más de 100 mil millones de USD. Por otro lado, se estima que la venta de este tipo de datos alcanzó en el 2012 los 6 mil millones de USD.
Esto es lo que les permite a estas grandes empresas de internet ofrecer sus servicios de forma “gratuita” a sus usuarios, los cuales deben ceder su privacidad y consentir con que se recopile información sobre su persona.
Esta pauta generalizada abre una serie de interrogantes. Por ejemplo: ¿Tiene el mismo valor los metadatos de un internauta habitual de un país desarrollado que los de un ciudadano de un país subdesarrollado que ocasionalmente visita a internet? ¿Será ese el motivo por lo que las inversiones para brindar los servicios de internet tienen en cuenta a los consumidores y no a los ciudadanos? Estas preguntas definitivamente requieren un análisis que va más allá del contenido del presente artículo.
Finalmente: ¿Alguien puede asegurar que los “datos” de los usuarios no son también almacenados por estas empresas?

Este es el mundo de libertades en que nos hacen creer que vivimos.

jueves, 3 de mayo de 2012

LIBERTAD DE PRENSA O LIBERTAD DE EXPRESIÓN





LIBERTAD DE PRENSA 


O LIBERTAD DE EXPRESIÓN


La libertad de prensa es un derecho  inalienable de la ciudadanía que está estrechamente unida al concepto de libertad de expresión,  se genera en base al derecho ciudadano  a estar informado de manera objetiva de lo que sucede en su entorno, toma impulso, con el surgimiento de los estados capitalistas, apresuradamente llamados democráticos,  y busca precautelar el derecho de los medios de comunicación  a poder informar todo lo que sucede en su entorno, sin que ningún poder, sea este estatal, económico, político, o militar pueda impedirlo.
Hasta aquí, un enunciado bastante claro y  totalmente positivo para que las y los ciudadanos estemos  en disposición de información objetiva, veraz, y oportuna de lo que sucede a nuestro alrededor, sin embargo es muy importante mirar un poco más a fondo como este maravilloso enunciado, se ejecuta en la práctica, para ello se abordará  algunos elementos  necesarios a fin de lograr una comprensión más cercana a la realidad.
En un primer intento, por comprender esta realidad es necesario remitirnos al momento histórico social en que surge este enunciado, esto es,  en el periodo de formación de los estados naciones, en el marco del nacimiento del sistema capitalista, entonces los medios de comunicación eran emprendimientos  minúsculos, limitados tanto por el escaso desarrollo tecnológico del momento, como por el incipiente capital, ya que no eran conceptualizados como negocios atractivos a la inversión, entonces estaban ausentes de los planes e intereses del mercado, y crecían marginalmente; luego  su campo de interés era exclusivamente la información y entretenimiento e incluso la formación a la comunidad, sin propósitos ocultos, o, metalenguaje direccionado a intereses mezquinos, se desarrollaron en un ámbito, si se quiere ingenuo,  profundamente natural, que paulatinamente entra en conflicto con los intereses de los grupos de poder, que crecen aceleradamente abarcando más espacios de la acción humana, conflicto que persiste durante una larga etapa histórica hasta que la habilidad del poder económico transforma al sector de la información en un atractivo negocio publicitario, que lo llevó a vender mucho más que mercancías tangibles, incluyendo en este proceso ideas, propuestas y paradigmas  económicos, políticos, sociales, culturales, etc. Y consecuentemente a captarlo  y constituirlo en parte de dicho poder.
El otro elemento a considerar es el de la objetividad, filosóficamente la objetividad es entendida como  aquella realidad que se encuentra fuera del sujeto, y que por tanto según cierta concepción filosófica, no cambia por la forma en que es percibida por el sujeto; esta aseveración contextualizada en el ámbito de la comunicación, supone  que el informador debe trasmitir lo que ve, escucha, o percibe, sin incluir en ello ningún matiz; sin embargo ello no es factible en la práctica, ya que la percepción humana está condicionada por una serie de factores que inciden en la forma de percibir la realidad, de cada individuo, entre ellos tenemos el contexto natural, social y cultural en que se ha formado y se desarrolla el informador, su sensibilidad, experiencia, ideología, etc.
Son elementos que alteran la percepción de una persona a otra, más aún si a ello agregamos el análisis interpretativo del comunicador al momento de editar la información para pasarla a los medios; de ahí que la mencionada imparcialidad y objetividad en la información, no va más allá de  un bonito enunciado, que en la práctica desaparece,  a pesar de esta aseveración, debe reconocerse la existencia de comunicadores que realizan  un importante esfuerzo por dar una mirada pluralista a la realidad, despojándola de claras tendencias interpretativas, analíticas o doctrinarias.
Mención especial merece el hecho de indicar a quien o a quienes representan los comunicadores, que tendencias, que posiciones ideológicas, económicas, culturales y sociológicas representan tanto los dueños de los medios de comunicación, como quienes trabajan para ellos. En la actualidad y sustentado por el análisis de Ignacio Ramonet[1] desde hace un poco más de tres décadas, los medios de información se han constituido en grandes transnacionales de la comunicación alineadas estrictamente junto al poder económico de las gigantes corporaciones que dominan el mercado mundial, luego, tienen intereses propios, concepción económica, sociológica, cultural definida, que difundir, generar, justificar y defender, consecuentemente ya no existe ni puede existir la más mínima imparcialidad ni aún en la trasmisión de la información, menos en la interpretación y análisis de la misma.
Esta toma de posición de los grandes medios de información elimina la posibilidad de hablar de una libertad de prensa, ya que esta es invocada desde una posición maniquea, usada hábilmente para defender lo que ciertos grupos de poder denominan libertad de prensa, que bien conceptualizada no es más que la libertad de ciertos grupos de poner para imponer sus puntos de vistas, quizá mucho mas allá su doctrina, es decir, posicionar la cosmovisión del poder como la única posible, y válida en el contexto universal, subyugando o descalificando toda opción alternativa surgida desde los sectores subordinados que no controlan el poder, no coinciden con él e incluso se oponen al mismo.
Estas posiciones niegan la diversidad y generalizan su concepción, imponiéndola a las masas a partir del  control absoluto de las gigantes trasnacionales de la información  que pertenecen a una élite muy reducida, excluyendo a los grandes sectores populares, que se transforman en pasivos receptores  de las ideas difundidas por los medios de difusión masiva.
Si a lo señalado  se agrega la manipulación emocional que la prensa realiza  de la susceptibilidad humana al presentar imágenes impactantes, trasmitir  situaciones particulares dramáticas, para justificar ciertas opiniones que se ubican en el campo de su interés, es otra forma de desinformar y  controlar la opinión ciudadana, orientándola a la doctrina oficial. Lo indicado, junto al escaso desarrollo del pensamiento crítico existente en la ciudadanía, quizá causa de la acción de los mismos medios de difusión que se encargan de implantar ideas  preelaboradas en sus audiencias, sin espacios para contextualizarlas  y  menos compararlas o analizarlas, constituye otro componente  que aleja la  realidad de una libertad de prensa objetivamente concebida.
De lo señalado se infiere que el enunciado inicial, se pierde en una serie de dificultades prácticas, que bajo esta realidad, sitúan a  la libertad de prensa el plano estrictamente teórico, la única forma de lograr una verdadera libertad de prensa  es democratizar la comunicación, y ello solo será posible en tanto se amplíe el espacio de participación social, a toda la comunidad, o por lo menos a la mayoría de esta, a fin de  difundir en igualdad de condiciones las distintas corrientes ideológicas y posiciones culturales, rompiendo el monopolio de las trasnacionales de la comunicación y generando espacios locales con acceso a la tecnología y al capital; en este cometido, se requiere la participación decidida del Estado para dar cabida a los sectores deprimidos de la sociedad, con un proyecto mucho más amplio y complejo, que comprende incluso la formación del recurso humano  en el seno mismo de cada una de sus organizaciones y comunidades, para que sean legítimos portavoces  de la cultura, necesidad, perspectivas y anhelos de sus pueblos y organizaciones.
En este proceso de capacitación popular  merece reconocimiento especial el titánico trabajo de Radialistas, Corape, Radio del Sur, aler, entre otras organizaciones.


Fredy Torres Acaro.
Mayo 3 del 2012.





[1] Comunicador, Lingüista y Semiólogo español, radicado en Francia, Director de El Diplomatique, de Paris.